Sònia

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dilluns, 2 d’abril del 2018

¿CUÁL ES TU DESIERTO?

Una pérdida, una oportunidad perdida, un miedo irracional, un error que nos lapida...

Todo el mundo ATRAVIESA DESIERTOS. Esos que nos llenan de dudas, de peros, de desilusión. Que hacen las mañanas más grises, las madrugadas heladas, los atardeceres sin sabor. Desiertos que nos roban los sueños, nos atan a la tristeza, que nos sacan lo peor. Esos que nos hacen sentirnos pequeños, nos llenan de incertidumbre, de vacilación.

Desiertos de diferentes envergaduras, razones, muchos de ellos repletos de sinrazón. Que nos anudan a los pretextos, a las postergas, a la desilusión. Que nos alejan de la vida, de los retos, de la emoción. Que nos condenan a vivir en bucle, nos rompen a pedazos, nos hacen tropezar.

Desiertos que nos hacen respirar con esfuerzo, nos  alejan de la paz que tanto ansiamos, que parten nuestra autoestima en dos. Que tiñen la intención de dudas, hacen anhelar la suerte, nos contagian de envidia y decepción.

Desiertos que hacen más abrupto el camino, vuelven a abrir heridas, despiertan fantasmas, Que descontrolan la ira, nos contagian la rabia, hacen caducar promesas. Que te recuerdan ausencias, amaneceres perdidos, batallas olvidadas.

Desiertos que nos saturan de justificaciones, nos encarcelan en laberintos, desdibujan motivos. Que eliminan coartadas, resurgen complejos, condenan al silencio. Que te recuerdan ausencias, amaneceres perdidos, batallas olvidadas.

Desiertos que desaparecen cuando vuelves a creer en el ahora, en la posibilidad  empezar de nuevo.  Cuando estás dispuesta a apostar en ti a fuego, a confiar en tu talento, en pedir ayuda siempre que lo necesites. Cuando crees que mereces todo lo bueno que te pasa, cuando dejas de preocuparte por el mañana.

A menudo los desiertos se vuelven oasis cuando decides volver a sonreir a la VIDA.

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